


Desde Carahue, los autores levantan su entelequia reminiscente pegando nota con nota con lapso con nota, foto con foto con titilar con foto. Signos y colores; fonemas y cánticos. Sus secuencias ordenadas se integran paulatinamente hasta saturar la percepción y traspasar toda literalidad defensiva, dando lugar a un caos cuya única salida pareciera ser aferrarse a una imagen o un acorde al vuelo y, desde allí, retomar una lectura ahora sensible, despojada de atavismos, para descender finalmente a los espacios donde la emoción guía a la razón y permite el entendimiento. Por estos derroteros no sólo encontramos identidades perdidas, sino descubrimos aquellas que no conocíamos o no nos permitíamos conocer. Con textos de Jorge Olave y Leonora Vicuña.