La mayoría de las imágenes de este fotolibro son paisajes urbanos, vistas de ciudades que se han hecho a sí mismas y se extienden como manchas de aceite. Ciudades que crecen día a día y ocupan cada metro cuadrado disponible como un derrame imparable de petróleo. Desde hace unos años la mitad de la población mundial habita en ciudades que olvidan su historia y multiplican las diferencias sociales, económicas, étnicas, culturales... Su futuro es problemático, y no sólo por ser insostenibles más pronto que tarde. Las fotografías a vuelo de pájaro de Pablo López Luz muestran ciudades más semejantes de lo que parece. México no es tan diferente de Hong Kong o Acapulco. Evidentemente el clima, la orografía, la posibilidad de terremotos, el número de bares por hectárea y algunas cosas más cambian de un lugar a otro. El marco no es el mismo, pero luego el cuadro es poco menos que idéntico. Según todas las previsiones las ciudades serán más clónicas aún en el futuro, hasta formar una megalópolis única y global en la que los accidentes geográficos serán curiosidades para ociosos y la circulación de automóviles seguirá siendo el único servicio público garantizado.