Vargas, Max T.

Inició su carrera como fotógrafo profesional hacia 1896 a sus veintidós años. No se conoce quienes fueron sus maestros o de que manera se introdujo al mundo de la fotografía; no obstante, por entonces, Arequipa ya cobijaba a muchos fotógrafos, entre ellos Emilio Díaz. De su vida de esos años, se sabe que fue uno de los principales animadores del Centro Artístico -fundado en Arequipa en 1890- donde jóvenes intelectuales que cultivaban la pintura, la escultura y la fotografía estaban convocados para presentar sus obras en la reunión anual. Se tienen registros de que participa el año 1897 en uno de los concursos de fotográficos realizado en el Cuzco donde gana el máximo galardón (la medalla de plata). Subió desde Arequipa al altiplano boliviano fotografiando gente, paisajes y lugares arqueológicos. Llegó a la ciudad de La Paz antes de terminar el siglo XIX donde registró, con su cámara, paisajes y personajes ilustres de esta ciudad. Es posible que allí, ya por entonces, abriera un estudio fotográfico residiendo en la misma por temporadas. Así a este período corresponde las ediciones de tarjetas en formato de Tarjeta Postal que llevan la inscripción de: “Edición propia de Max T. Vargas, Arequipa & La Paz”. Si bien no sabemos en qué ciudad fueron impresas; la leyenda que aparece en las mismas sugiere que pudo ser en una de estas dos ciudades o, de manera paralela, en ambas. Probablemente Vargas tuvo la intención de establecer una conexión comercial entre ambas importantes localidades. Su paso por Bolivia no fue fugaz ni precario si tomamos en cuenta que estas fototipias eran entregadas en tarjetas de lujo y con formato de gran tamaño. Entre las tarjetas se han conservado aquellos paisajes urbanos de la ciudad de La Paz y de Tiwanaku. De los retratos existe una importante cantidad de imágenes de mujeres y/u hombres de la elite, posando solos o con su familia -posiblemente registradas en el estudio fotográfico instalado en la ciudad de La Paz. Las mismas llevan igualmente el rótulo “Max T. Vargas. Arequipa y La Paz”, sugiriendo una suerte de circulación constante entre ambas ciudades y sus respectivos mundos y sociedades, ya que, sabemos también que paralelamente a su estudio en La Paz, tenía en Arequipa un lujoso Estudio fotográfico, el más grande e importante de entonces en todo el Perú, situado en pleno centro de la ciudad. Vargas fue uno de los fotógrafos más solicitados de las últimas décadas del siglo XIX y las primeras del XX en Arequipa. Además, cuenta entre sus méritos haber sido el maestro del célebre Martín Chambi, quien afirmaba que su arte era de raíz arequipeña. El declive de su obra empezó hacia 1920, año en el que desaparece de Arequipa reapareciendo en Lima -a mediados de 1930- publicando tarjetas postales carentes de todo nivel artístico. En la década de 1940 dejó la práctica fotográfica y pasó rápidamente al olvido.