Hochhäusler, Ignacio

El fotógrafo austríaco Ignacio Hochhäusler nació en Viena en 1892. Su padre, dueño de una fábrica de calzado, le regaló a los 15 años su primera máquina fotográfica, con la que comenzó a forjar la afición por la actividad que terminaría convirtiéndose en su profesión. Empleado en la empresa familiar, el joven Hochhäusler participaba en su tiempo libre de los encuentros del Club Fotográfico de Viena, hasta que, con el estallido de la Primera Guerra Mundial, tuvo que partir al frente de batalla, en las filas del ejército austrohúngaro. Terminada la guerra, se reincorporó al trabajo en la fábrica de su padre, la cual comenzó a tener problemas económicos. En 1926, tras embarcarse en Francia, Ignacio Hochhäusler llegó a Chile, donde ya se encontraba su hermano.

Durante el viaje en barco tuvo la oportunidad de conocer a un fotógrafo, encuentro casual que le abrió la posibilidad de dedicarse de forma profesional a este oficio. Una vez en el país, y gracias a la ayuda de unos residentes austríacos que le facilitaron un espacio de trabajo, comenzó su labor como fotógrafo en la capital. En 1927 ya estaba atendiendo público en Santiago, su establecimiento de calle Teatinos. En 1931 se trasladó a Estado 363, tercer piso, y en 1938 abrió un amplio estudio en Pasaje Matte 82, departamento 509, que llamó Fotógrafo Vienés. Continuó en ese local hasta la década de 1950 que se trasladó a Ahumada 254 y posteriormente al taller que habilitó en su casa de calle Marcel Duhart, en el barrio Providencia.

Utilizó las máquinas fotográficas Rolleiflex, Rolecflex y Hasselplat. Se especializó como fotógrafo comercial en el retrato de niños, haciendo ampliaciones de formato grande en blanco y negro, lo que lo llevó a transformarse en el fotógrafo infantil de la clase alta. Además, trabajando como fotógrafo independiente, realizó numerosos retratos de la escena artística Esta labor le permitió afianzar una relación cercana con el teatro experimental de Ernst Uthoff. Destacan también sus fotografías de mineros de Lota, al igual que su registro de paisajes. Sus fotografías rescataron formas de vida, paisajes, actividades productivas, rostros y festividades tradicionales de Chile, muchas de las cuales no habían sido captadas antes por lente alguno. Algunas de estas imágenes ganaron importantes distinciones, como el primer premio del Inter-American Photografic Exhibit en Washington, en 1942.